Marzo “Mes de intensificación de la Lucha contra la Tuberculosis” y lecciones aprendidas en la relación TB/COVID-19

Las nuevas recomendaciones de la OMS para prevenir la tuberculosis aspiran a salvar millones de vidas, especialmente en personas con VIH.

Marzo “Mes de intensificación de la Lucha contra la Tuberculosis”

En el marco del día mundial de lucha contra la tuberculosis (24 de marzo), la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha lanzado la nueva guía para acelerar los esfuerzos para evitar que las personas que viven con infección de tuberculosis latente (ITBL), desarrollen la enfermedad de tuberculosis activa (TB), al darles un tratamiento preventivo. 

La diferencia entre la ITBL y la TB activa es que esta última presenta signos y síntomas y para esto se administra tratamiento curativo y la TB latente, solo se confirma que es portador del Micobacterium TB (bacteria causante de la Tuberculosis), pero no presenta signos ni síntomas y para esto se administra un tratamiento llamado TPI (tratamiento preventivo con isoniacida).

Se estima que una cuarta parte de la población mundial está infectada con la bacteria de la tuberculosis. Estas personas no están enfermas ni son contagiosas. Sin embargo, tienen un mayor

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riesgo de desarrollar enfermedad de TB, especialmente aquellos con inmunidad debilitada como las personas que viven con VIH. Ofrecerles tratamiento preventivo contra la TB no solo los protegerá de enfermarse, sino que también reducirá el riesgo de transmisión en la comunidad. 

También se reitera que la Tuberculosis sigue siendo el principal asesino infeccioso del mundo. En 2018, 10 millones de personas se enfermaron de tuberculosis en todo el mundo y 1,5 millones de personas perdieron la vida por esta enfermedad, entre estas 450,000 personas que tenían además Sida.

En el mensaje alusivo al Día Mundial de Lucha Contra la Tuberculosis el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS dijo que el “COVID-19 está evidenciando cuán vulnerables pueden ser las personas con enfermedades pulmonares y sistemas inmunes debilitados”, dijo… “Millones de personas necesitan tomar un tratamiento preventivo contra la tuberculosis para detener la aparición de la enfermedad, para evitar así el sufrimiento y salvar vidas a causa de la tuberculosis”. Además, destacó la importancia de continuar los esfuerzos para abordar los principales problemas de salud actuales, incluida la Tuberculosis, durante los brotes mundiales como COVID-19. Al mismo tiempo, los programas ya existentes para combatir la TB y otras enfermedades infecciosas importantes pueden aprovecharse para que la respuesta al COVID-19 sea más efectiva y rápida. 

Aunque se han logrado algunos avances hacia los objetivos establecidos en la reunión de alto nivel de la ONU sobre la tuberculosis en 2018, el tratamiento preventivo de la tuberculosis se ha descuidado en gran medida. Los líderes mundiales se comprometieron a garantizar el acceso al tratamiento preventivo de la TB a por lo menos 24 millones de contactos de personas con TB activa y 6 millones de personas que viven con el VIH para 2022. Hasta la fecha, solo se ha

alcanzado una pequeña fracción de ese objetivo, y los países apenas alcanzaban menos de 430,000 contactos familiares y 1,8 millones de personas que viven con VIH en tratamiento preventivo de TB para 2018. 

Es importante recalcar que la tuberculosis sigue siendo la principal causa de muerte entre las personas con VIH. El tratamiento preventivo de la TB funciona sinérgicamente con la terapia antirretroviral para prevenir la TB y salvar vidas. Se necesitarán esfuerzos vigorozos por parte de los gobiernos, los servicios de salud y la sociedad civil, para aumentar el acceso al tratamiento preventivo contra la TB en todos los países. 

Las nuevas directrices recomiendan una gama de enfoques innovadores para ampliar el acceso al tratamiento preventivo de la tuberculosis con énfasis en las personas que viven con VIH:

  1. La OMS recomienda ampliamente el tratamiento preventivo contra la tuberculosis entre las poblaciones de mayor riesgo, especialmente las personas que viven con el VIH.
  2. En los esfuerzos continuos de búsqueda de casos para la TB activa. Se recomienda que todas personas que viven con el VIH se realicen una prueba de detección de TB. Si se descarta la TB activa, deben iniciarse con el tratamiento preventivo con Isoniacida (TPI).
  3. La OMS recomienda el uso (cuando estén disponibles), una prueba cutánea de tuberculina o un ensayo de liberación de interferón gamma (IGRA) para detectar la infección de TB (TB latente), pero no deberían convertirse en una barrera para el acceso al tratamiento preventivo en ningún país, es decir, la inaccesibilidad a estas pruebas no puede ser un pretexto para no beneficiar del tratamiento preventivo a estas personas cuando se requiera.
  4. Muchas veces no es necesario hacerse una prueba de infección de TB antes de comenzar el tratamiento preventivo de TB en personas que viven con VIH. 
  5. La OMS recomienda nuevas opciones más cortas para el tratamiento preventivo además de los ampliamente utilizados de 6 a 9 meses de isoniazida diaria. Las 4 opciones

más cortas que ahora se recomiendan van desde 1) un régimen diario de 1 mes de rifapentina más isoniazida a 2) 3 meses de rifapentina más isoniacida, 3) 3 meses de rifampicina más isoniacida y  4) 4 meses de rifampicina sola. Sin embargo, es bien sabido que debido a las carencias nacionales de Rifapentina y Rifampicina, en los países de latinoamérica, además de las interacciones de esta última con los (antiretrovirales) ARV actualmente usados para el control del VIH, la opción más recomendable seguirá siendo la de Isoniacida diario por 6 a 9 meses, esta es la usada en México.

Algunas consideraciones sobre Tuberculosis y COVID-19:  
  1. ¿Es posible que las personas con TB tengan un mayor riesgo de infección, enfermedad y muerte por COVID-19?

Las personas enfermas con COVID-19 y TB muestran síntomas similares como tos, fiebre y dificultad para respirar. Ambas enfermedades atacan principalmente a los pulmones y, aunque ambos agentes biológicos se transmiten principalmente a través de contactos cercanos, el período de incubación desde la exposición a la enfermedad es más largo en la TB y esta suele presentar un inicio más lento.

Aunque la experiencia sobre infección por COVID-19 en pacientes con TB es limitada, se prevé que las personas enfermas con TB y COVID-19 pueden tener peores resultados de tratamiento, especialmente si el tratamiento de la TB se interrumpe. Los pacientes con TB deben tomar las precauciones recomendadas por las autoridades sanitarias para protegerse del COVID-19 y continuar su tratamiento según lo prescrito. Lo que si resulta una lección novedosa es que se puede aprovechar la herramienta XPERT para ambos diagnósticos tanto de TB como de COVID-19. 

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